HISTORIA

La mare em deia que, essent criatura,
va bressolar-me una dona de Llers.
Suau embruix que en mi encara perdura,
em prenc la vida com si fos en vers.


(Les bruixes de Llers. Carles Fages de Climent)

 

Llers es tierra de brujas, es mágica, es potente, es inspiradora de artistas... es particular. Carles Fages de Climent (Figueres, 1902-1968) publicó en 1924 el libro de poemas Las brujas de Llers, ilustrado con dibujos de Salvador Dalí. Él mismo explicaba que intentó que los habitantes de Llers le hablaran de las brujas, pero no lo consiguió. La solución fue tirar de leyendas que debían circular por la comarca desde hacía décadas y la consecuencia fue que sus poemas engrandecieron unas historias que bien podrían ser verdad...

Las Garrigues, la zona entre Llers y Avinyonet de Puigventós, es el escenario donde transcurren más historias de brujas. Parajes austeros y solitarios, olivares abandonados, recuerdos de viñedos que desaparecieron en 1879 con la plaga de la filoxera, tierra de piedra, barracas de grandes peñascos de arquitectura perfecta y, sobre todo, una Tramontana que cuando sopla lo hace con fuerza, son ideales para que las brujas campen a sus anchas haciendo de las suyas. Según dicen, es en Les Garrigues donde hace ya muchos años alguien había visto cómo celebraban sus aquelarres sabáticos con todo el ritual tenebroso y sacrílego de la misa negra y la bacanal que venía después. Y quizás sin verlas, sí que los campesinos las olían. Explica la leyenda que un labrador de Llers se las prometía muy felices porque aquel invierno su olivar tenía los olivos bien cargados. La víspera de Navidad, sin embargo, sopló una tramontana tan fuerte que le echó a perder casi toda la cosecha. Continúa la leyenda que las brujas fueron aquella noche a bailar a su olivar. Diría la razón que la Tramontana, ahora y antes, no perdona, aunque sea tiempo de cosecha.

Sònia Pau